ENCIENDO Y MEDITO
Enciendo
el incienso, medito en silencio,
buscando
respuestas en el vasto universo,
mis
pensamientos fluyen como el incienso encendido,
buscando
la verdad en lo más profundo y perdido.
El
camino se extiende, largo y sufrido,
pero
mi determinación no se ha detenido,
sé que
debo continuar, sin importar el desafío,
hacia
esa luz que anhelo, hacia el destino mío.
Como
el incienso que se gasta, me transformo,
en
cada ciclo, en cada nuevo adorno,
comprendo
que la vida es efímera y cambiante,
que
mis actos y mi ser son solo un instante.
En el
camino hacia la luz, me reconozco,
consciente
de mi impermanencia, me despojo,
aún no
entiendo la plenitud de la naturaleza,
esa
simbiosis que vive en cada belleza.
Persisto
en aceptar cada etapa con valentía,
avanzando
hacia la iluminación, hacia Buda, algún día,
la
sabiduría, la compasión, la libertad anhelada,
el
incienso se agota, pero mi búsqueda no se apaga.
En
versos y rimas, mi reflexión se eleva,
en
cada estrofa, la verdad se desvela,
un
poema que nace de la meditación profunda,
buscando
el despertar de mi alma moribunda.
Así,
en estas palabras, mi viaje se traza,
en
busca de la luz, en busca de la casa,
donde
la iluminación me espera en calma,
y un
paso más cerca de Buda alcanzo en mi alma.
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