DANZA AL VACÍO

DANZA AL VACÍO




Al sonar unas sencillas y ascendentes notas en acordes de terceras, puedo sentir cómo mi espíritu se desprende de mi cuerpo, como si esas notas me invitaran a formar parte de un espacio infinito. Mi espíritu, ya fuera de mi cuerpo, danza y se pasea por el espacio que le brinda su magnificencia.

No pasaron muchos minutos cuando mi espíritu notó al final un agujero negro, que además no estaba muy lejos de él. Temía ir hacia allá, pero la música polifónica lo incitaba y poco a poco, la danza lo acercaba hacia lo negro, hacia el agujero.

 

Era una mezcla de temor y éxtasis, ya que no sabía lo que me esperaba dentro de ese agujero negro. Sin embargo, su eléctrica melodía encendía mi ser y yo pretendía llegar danzando hacia el agujero. También había voces: eran las tres hermanas cantando al agujero negro. Una de ellas, la más oscura de piel pero no en belleza, repetía varias veces a coro "ríndete". Rápidamente entendí que debía rendirme ante aquel agujero. Las tres hermanas me brindaron seguridad y me calmé al dirigirme hacia el oscuro agujero.


 

Al grito de guerra, las hermanas culminaron su oda. Me uní a su canto, a sus acordes de tercera, a su electricidad, y accedí al agujero negro. Luego, desperté.


POKOTO


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