TE VAS SIN DESPEDIRTE

TE VAS SIN DESPEDIRTE



Esta historia que a continuación narraré comenzó en un fin de verano, hace ya meses. Dos personas a quienes llamaré Choco y Chabela tuvieron un primer encuentro en un concurrido centro comercial de la ciudad. Recuerdo que para Chabela era un encuentro más en su lista debido a intereses particulares, a los cuales accedió al ir a esa cita, que en realidad sería su primera cita.

 

Debo reconocer que la historia la contaré desde el punto de vista de Chabela, pues es de quien escuché la historia y por la cual me inspiré para escribir.

 

Al llegar al centro comercial donde trabajaba Choco, hubo una impresión positiva en Chabela, pues no presentía que ese chico le llegase a gustar. Sin embargo, a sus ojos le pareció un hombre bastante lindo, no era de cuerpo espectacular, pero sí de un rostro bastante agradable.

 

Esa primera cita transcurrió de manera muy normal. Conversaron, rieron y al final se fueron juntos en el mismo transporte hacia sus casas, puesto que vivían en el mismo sector. Al despedirse, Choco terminó con unas palabras que, diría yo, daban la introducción a la pobreza de autoestima de la que padecía. Esas palabras fueron: "¿Si nos volveremos a vernos o escribir?" Frase que, además, fue acompañada con una cara de derrota que fue suavizada por las palabras de Chabela, quien le aseguró que sí volverían a verse.

 

Recuerdo que para ese tiempo Chabela salía con un médico que estaba postulando para estudiar una maestría en el extranjero. Recuerdo también que dicho chico era bastante interesante de conocer, aunque poco accesible a su personalidad. Esta cuestión incomodaba a Chabela, pues se sabe que es una persona que vive con mucha intensidad las emociones.

 

Cuando se vio en una encrucijada, es decir, al decidir entre continuar con el médico o con Choco, tomó una decisión bastante difícil. Cada uno aportaba algo que la aferraba a ellos. Por eso, decidió seguir saliendo con los dos chicos durante un mes, hasta que encontró una manera de cómo escoger. Fue de manera sexual. Se dijo a sí misma que, ya que en los demás aspectos no podía decidir, su elección se basaría en algo tan banal como el tamaño del miembro viril.

 

Al solicitar esa prueba gráfica del miembro, su decisión se inclinó hacia Choco. Guiada por decisiones absurdas como esa, continuó conociendo a este personaje lleno de desavenencias.

 

Con el paso del tiempo, Choco demostró ser una persona carente de una firme autoestima. Siempre se veía feo y se preguntaba por qué Chabela salía con él si él no lo merecía, entre otras opiniones que provenían de una baja autoestima y una cobardía que al final se manifestó.

 

Los problemas poco a poco llenaron el vaso de la relación y un día Chabela no pudo más. Terminó la relación justo en un momento de contradicción emocional, pues el día anterior había preparado una hermosa sorpresa para Choco. Le escribió una carta demostrando sus afectos y sus intenciones hacia él. Esto impactó negativamente en Choco, quien cayó en la incredulidad y se sumió en la baja autoestima galopante de su vida, demostrando que el príncipe se había convertido en un patán.

 

Chabela decidió terminar la relación y, aunque le dolió mucho, logró recuperar su día a día y rehacer su vida. Aquel hombre se convirtió en un recuerdo, y tristemente, en una memoria que revivió al mes, cuando regresó un día para pedir perdón.

 

Cuando se vieron después de ese mes de ausencia, él admitió su error y tomó su mano. Hablaron durante un buen rato, el tiempo suficiente para perdonarle y revivir la emoción del supuesto amor.

 

Él la visitaba en su oficina y conversaban, salían como si el pasado entre ellos no hubiera existido. Los mensajes volvieron a ser bellos y complacientes. En fin, una historia linda parecía reescribirse. Sin embargo, la vida de este chico no cambió en absoluto. En dos meses no se puede superar traumas pasados ni recuperar una autoestima que había estado destrozada durante años. Así, a las pocas semanas, la ausencia de este caballero se hizo cada vez más notoria, hasta el punto de ignorarlo por completo.

 

Finalmente, un domingo, Chabela decidió que ya no iba a continuar con la falsa ilusión de amor y que terminaría de manera definitiva con la relación. No le notificaría, pues él ya estaba ausente y su intuición le decía que este caballero desaparecería sin dar aviso alguno. Sin embargo, lo que sí se dijo y a manera de despedida, le escribiría a la mañana siguiente, el lunes, la siguiente frase: "Buenos días caballero, que pases un lindo inicio de semana".

 

Así fueron sus últimas palabras, frase que fue leída y, como ya sabía, no fue respondida. De esta manera, se cerró el capítulo en un cuadro pintado de azul con dos vistos bajo un fondo verde y un aire de cobardía propia de una persona que, sin morir, se va sin despedirse.


FIN

POKOTO

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