MI BIENVENIDA A LA FAMILIA
En una
época que podría describirse como llena de tonalidades muy oscuras, una hermosa
luz ha surgido en el horizonte de mi vida. Fue en el final de febrero que
sucedió un movimiento en mi ser: el amor se acercó a mi vida y sin resistencia
alguna, mis puertas no tardaron en abrirse para alojar en mi corazón a ese ser
que recién llegaba a este mundo. Sin necesidad de conversar con él o incluso de
verle cara a cara, logró que le amara.
Es
pequeño ahora, pero cada vez que veo su rostro en las imágenes, puedo
proyectarme en el futuro y verlo grande y andando en el bien. Aunque sus
pequeñas manos se encuentran muy lejos de mí, puedo incluso sentir el tacto de
su suave piel. Su mirada inocente me lleva a mi feliz vida de niño también.
Temo
porque me conozca, pues no me siento digno de ser conocido por él. He sido la
oveja negra de la familia, el que se debe saber quién es para no ser como él.
Sin embargo, así sea detrás de un telón, espero su bien y un hermoso porvenir
para él.
Desde
que supe de su existencia, nunca dejé de pedir por él. Y aunque sé que cometerá
errores en su vida, espero que jamás se asemejen a los míos. Le amo de una
manera tan indescriptible que no sabría cómo explicar este amor, cómo explicar
la manera en que alegra mis días, cómo con tan solo ver su faz me da paz.
Agradezco la oportunidad que tuve de no solo ser un pariente, sino de que
también mi nombre esté en él.
Solo
te digo, mi lindo corazón, que sigas creciendo, que seas fuerte, que espero
tengas el don de tu madre y de tu tío con las letras, de que aprendas de los
consejos, de que sigas los pasos de esta familia que ha sido unida. Espero que
también seas bendecido con el don de la inteligencia y, obviamente, de la
belleza.
Y
aunque quizás tus sentimientos hacia aquellos a quienes no verás de manera
seguida no sean tan grandes, es importante que sepas que varios corazones laten
por ti desde lugares muy distantes de donde te encuentras.
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