CONFESIONES
Escribo
esta carta porque no me queda otra forma de desahogo, me siento ahora en una
horrible sensación de haber metido la pata, de haberme equivocado y ahora sin
salida oportuna tendré que soportar los acontecimientos que vendrán hasta poder
quedar liberado, sin embargo, temo por esos acontecimientos futuros ya que
podrían derivar en malos resultados que podrían afectar la convivencia que
tengo aquí, aun así, debo enfrentar lo que viene y siento que algo doloroso
será, lo veo venir.
Estoy
aquí nuevo en esta ciudad, no llevo un mes y ya caí en las redes de mis
emociones de nuevo, miré a un hombre y no puedo dejar de pensar en él. Pareciera que no dejar de pensar en un hombre
de manera enamoradiza no fuera malo, pero creo que por mal camino voy, ahora
atrapado en mis emociones no me queda otra que intentar contener mis embrujados
sentimientos, estoy al borde de que esa caja sellada se abra y empiece a actuar
solo bajo mis sentimientos.
Me
estoy dando cuenta del posible error cometido, estoy ilusionado ya y aquél ser
del cual me ilusioné no me conviene, es un hermetismo que me provoca a veces
temor, no le conozco bien, no se deja conocer bien, pero ya me besé con él, ya
dormí con él (sin haber tenido relaciones sexuales). Él es como la noche y yo
soy el día que cuando yo duermo él despierto está y cuando él duerme yo activo
estoy, sólo el crepúsculo nos ha unido, pero al acabarse el rayo de luz mi ser
vuelve a plano y se aleja de él.
Deseo
su presencia y en estos momentos más imposible es, puesto que somos materia
diferente y cómo pueden tener relación algo que no puede mezclarse, ¿Cómo podré
unir algo que no se adhiere? Por eso temo de las consecuencias que vendrán, y
por ello debo preparar mi armadura para la batalla que se aproxima.
Añadiendo
más drama a mi situación una sombra pareciera perturbar el ambiente, una sombra
con conexión con la noche pero que se comunica con el día, confieso que las
sombras no son atractivas para esta mañana, o al menos no han movido las bases
del día. Esa sombra sin embargo se fortalece cerca, pero tomando distancia ha
logrado lo que la noche no ha podido, ha creado una conexión, un hilo que ha
logrado comunicarse con el día, hoy miré la silueta de la sombra y logré ver
además sus ojos, tristes, ojos de vivir aún en esclavitud, semejantes a la
noche aunque más profundos que esta.
¿Qué
debo hacer? ¿Seguir en el crepúsculo? ¿Quedarme en la luz? ¿Ir a la noche? ¿O
pasar a las sombras?
Si
sigo en el crepúsculo el amor sólo podrá ser disfrutado cuando el día y la
noche se tocan, deberé conformarme con el tiempo en que el sol tarde en
ocultarse. Si decido mantenerme en la luz eso traería mi ruptura con la noche,
relación extraña que hoy permanece, la luz sería experimentar de nuevo y
comenzar de cero logrando llevar a su cauce estas emociones en descontrol. Ir a
la noche me confunde más pues depende de la noche misma y además sería
sacrificarme por ella, sería abandonar la luz del sol por la luz de la luna y
sus súbditas estrellas sin tener la seguridad que la noche me reciba de por
vida, pudiendo quedar mi universo vuelto un desastre. Y si finalmente paso a las sombras podría
generar enemistad con la noche y con los astros que me observan en este dilema.
Espero
puedas entender lo que expreso en las letras, espero que cuando leas puedas
darme respuesta de mi situación porque sé que voy mal pero quiero seguir esa
senda, no dudes en contactarme y hazlo lo antes posible tu consejo creo podrá
salvarme de lo que vendrá. Ahora preso de mis emociones mi razón intenta
mantener mi integridad, sin embargo, a estas alturas no sé qué pueda pasar, me
siento triste por no ser la noche.
Finalizaré
este desahogo esperando el fin del dulce sueño que nos separa para así lograr
comprender lo que seré de ti, el reloj de arena hace dieciocho días comenzó a
descontar sus granos de arena y menos de la mitad queda ya en la parte superior
y esta sensación de parálisis emocional final tendrá en la entrada de cierre
del telón del año que en el presente vivo. La rosa se seca, el verano termina,
la luz se desvanece, las hojas del gran árbol caen, el largo sueño toca mis
puertas y finalmente, la última hoja de este libro ha comenzado a colocar sus
primeros trazos de tinta. El fin cerca está, un fin que desconozco si dormiré
con él por siempre.
POKOTO
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