LA DIVA OCULTA
Siempre fue oculta y apresada una parte de mí en la
oscuridad de mi ser. Aunque era parte de mí, no la aceptaba como tal porque
siempre quedaba relegada por miedo o por complacer a los demás.
Un día, mis ojos se abrieron y quise liberar a la apresada.
Con pena, poco a poco ella fue sacada de la oscuridad y, luego de muchos años,
quizás diecisiete, pudo ver la luz.
Fue observando su rostro y se reconoció como si hubiera
estado dormida unas pocas horas y no tanto tiempo. Con mi ayuda monetaria,
salió a caminar y compró maquillaje pensando en sí misma.
Al llegar a casa, con lentitud pero con emoción, abrió los
cosméticos y empezó a decorar sus ojos con sombras de colores. Al verse en el
espejo, se alegró no porque el maquillaje la hiciera ver bella, pues era
absolutamente bella, sino porque estaba haciendo algo que quería y que nunca
había podido hacer en años.
Luego, decoró sus pómulos, sus labios y sus uñas, y como
toda una diva y una princesa egipcia, salió de nuevo al exterior a expresar su
libertad.
He contado una pequeña historia, pero profunda en
sentimiento. La libertad de ella no estaba en salir de una cárcel física,
porque no era una presa de la justicia. Su esclavitud y su condena eran
internas, y por miedo a no ser aceptada por aquel que amaba, no se expresaba
como realmente era.
Pero llegó el día en que la oscuridad se apartó, gracias a
un evento triste para el corazón: aquel ser que amaba se fue y solo así,
después de esa partida, entendió que no podía estar en la sombra de nadie y que
debía ser libre.
Ahora es libre, también es una diva y siempre ha sido bella. Ahora, su belleza, todos ven.
FIN
POKOTO
Comentarios
Publicar un comentario