EL DIA CLAVE
Salió el sol y el día clave
comenzó a dar sus primeros pasos, desperté con un fuerte dolor de cabeza, de
esos que se convertirán en migraña y aunque el día no parecía empezar bien, con
miedo y algo de incertidumbre me levanté de mi cama y comencé a vivir ese día
clave.
El momento cúspide del día sería pasada
las doce del día, y antes de llegada la hora, traté mi migraña con una poderosa
pastilla y con intentos de relajarme para así pasar la etapa del dolor en mi cabeza.
Cuando se acercaba la hora
definitiva mi migraña al fin dio tregua y menguó, me arreglé con pétalos rojos
y con aroma mediterráneo, y levanté las pestañas con ayuda de una máscara color
negro, y quedando todo detalle listo, fui en pos de mi destino.
A pocos pasos de llegar, mi mente
creó una historia que rápidamente saqué de ella pues no quería
predisponerme o adelantarme a hechos que aún eran inciertos.
Al llegar logré enfrentar a mi
destino, y aunque el alma estaba puesta en mis pétalos, mi mediterráneo aroma y
en mi creación alfarera, el centro, y lo que más me importaba conocer reveló que
el destino estaba definitivamente en ruta distinta a esa alma.
Pasó así el momento cúspide y
unas horas me quedé en el lugar a manera amistosa, luego, me despedí y poco a
poco me alejé de aquel lugar con la plena certeza de que mi norte era en
dirección contraria y como última despedida volteé a aquel lugar alto donde me
encontraba y vi así la vida pasar hasta el presente.
La noche entonces cayó y borrada
toda hipótesis de encuentro con aquella alma seguí mi camino, en pos de mi
norte, en pos del aroma floral acepto, y del viento que acompañe mi olor mediterráneo, mis ojos arabescos y mi artista forma de pensar.
FIN
POKOTO
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